lunes, 1 de febrero de 2010

2 días en París.

No es fácil mantener una relación ni mucho menos conocer verdaderamente a la otra persona y aceptarla tal como es, con sus defectos y su pasado. Jack me confesó su temor a ser rechazado si lo conocía de verdad, si se mostraba totalmente desnudo. Jack había comprendido, después de estar dos años conmigo, que no me conocía en absoluto, ni yo a él. Y que para amarnos verdaderamente teníamos que conocer la verdad el uno del otro, aunque a veces sea difícil de asumir. De modo que le dije la verdad, que nunca le había sido infiel... También le dije que había visto a Mathieu aquella tarde. No se enfadó conmigo porque no había pasado nada, claro.
Le confesé a Jack que para mí lo más difícil es decidir estar definitivamente con alguien. La idea de que es el hombre con el que voy a pasar el resto de mi vida, decidir que voy a hacer el esfuerzo de seguir, de solucionar las cosas y de no huir en cuanto surge un problema... me resulta muy difícil. Le dije que no podía estar con un hombre el resto de mi vida. Era mentira, pero lo dije de todas formas. Me preguntó si era una ardilla que cree que los hombres son frutos secos que se almacenan para el frío invierno. Me pareció muy divertido.
Luego me dijo una cosa que me ofendió. El tono cambió drásticamente, pero lo había entendido mal. Pensé que quería decir que ya no me quería y que quería cortar conmigo.
Siempre me ha fascinado como las personas pueden pasar de amarse locamente a no sentir absolutamente nada, nada. Es muy doloroso. Cuando presiento que alguien me va a dejar, tiendo a romper la relación antes de tener que pasar por eso...
Aquí está, una más, una menos, otra historia de amor desperdiciada. A él lo quería de verdad. Cuando pienso que ha terminado, que nunca volveré a verlo... Bueno, sí, nos encontraremos casualmente y conoceremos al nuevo novio o novia del otro. Nos comportaremos como si nunca hubiéramos estado juntos. Luego, poco a poco, pensaremos cada vez menos en el otro hasta que lo olvidemos completamente. Casi.
Siempre es igual: cortar, deprimirme, beber, tontear, conocer a un tío tras otro y follar para olvidar al verdadero amor de mi vida. Después, al cabo de unos meses de vacío total, volver a buscar el verdadero amor, buscar desesperadamente por todas partes. Y, al cabo de dos años de soledad, conocer un nuevo amor y jurar que será el definitivo hasta que también vuelva a perderlo. ''Pero llega un momento en la vida en el que no podemos recuperarnos de otra ruptura. Aunque esa persona nos fastidie el sesenta por ciento del tiempo, no podemos vivir sin ella. Aunque se despierte todos los días estornudándonos en la cara... Bueno, nos gustan más sus estornudos que los besos de cualquier otra persona".

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